El trabajo logrado por el equipo de ingenieros de Royal Enfield es sobresaliente, el propulsor es bastante suave con mínimas vibraciones, se logró incorporar tecnología de última generación para mejorar la experiencia de conducción, pero sin sacrificar la apariencia clásica que hizo tan famosa la Interceptor hace más de 50 años. La entrega de poder, contundente y dosificada, sobre todo en bajas y medias, nos invita a salir a la ruta y sentir como nos lleva suavemente en cada curva. Además el precio de introducción le da un atractivo muy interesante para el segmento medio.
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